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jueves, mayo 05, 2005

Nerds somos todos

Hace unos 7 u 8 años, Editorial Sayrolls mantenía varias excelentes publicaciones sobre computación: Personal Computing México, PC Semanal y Link entre las que recuerdo. De ellas, Personal Computing México era con mucho la mejor. En sus páginas conocí el trabajo de gente que trabajaba con las computadoras, pero que no escribía directamente sobre asuntos técnicos, sino sobre los aspectos relacionados con los usuarios. Sandro Cohen, Pedro Miguel, Mauricio José Schwarz, La Morsa, Fernando Magariños, Mónica Mistretta, todos ellos tenían una forma de escribir única, que invitaba a leer cada mes la revista.

De los artículos que todavía conservo, hay uno que siempre me ha gustado mucho. Se llama "Nerds somos todos" y fue escrito por Sandro Cohen. Hay que leerlo en el contexto en que fue escrito, antes de que se popularizara internet e incluso un poco antes de que se utilizara "geek" en vez de "nerd"

Había pensado en sacar un extracto, pero decidí copiarlo completo, de verdad les recomiendo que lo lean con toda calma. A pesar de lo extenso, vale la pena.


Nerds somos todos, por Sandro Cohen

"De vez en cuando es importante dar unos pasos atrás para apreciar el paisaje. “¿Ahora cuál es la imagen popular de las computadoras y de las personas que las usan, que se enamoran de ellas, que se apasionan con todo lo cibernético?” Esta es la pregunta que trato de hacerme por lo menos una vez al año, y lo hago porque pertenezco – quiéralo o no – a una capa de la sociedad para la cual las computadoras son normales. Las uso de madrugada, todo el día y hasta en la noche, si no me cuido. Las veo como el carpintero ve su caja de herramientas. Si me topo con una máquina extraordinaria, exclamo: Que maravilla. ¡Mira! ¡Tiene 64 megas de RAM! ¡No tarda nada para desplegar una imagen de 30 megas! Etcétera. Uno se sienta al teclado y ejecuta algunas rutinas, como el carpintero probaría el peso de un serrucho o de un cepillo para madera.
Uno tiene sus gustos y costumbres bien desarrollados, y eso explica en gran parte la pugna de las plataformas (la cual tiene absolutamente sin cuidado a la otra capa de la sociedad: la que poco tiene que ver directamente con las computadoras) Pero la bronca entre Apple y PC es (¡cuesta trabajo admitirlo!) bueno, falsa. No existe. Es, de hecho, tan idiota como ponerse a discutir si es mejor la Ford o la Chrysler. Algunos dirán de aquí a la eternidad que es la Ford, y otros argumentarán con igual enfado que sólo la Chrysler es buena. Uno, mientras tanto, se muere de la risa porque sabe que en esencia son como dos gotas de agua.
Así nos ven los de afuera. Pero no se mueren de la risa. Para ellos da lo mismo que el mundo se destruya por medio de una Apple o de una Compaq, una Mac o una IBM. Pero eso sí: mucha gente piensa que las computadoras son directamente responsables por el deterioro en nuestra calidad de vida. ¿Qué más da si la máquina detrás de la destrucción emplea iconitos o instrucciones tipo Unix? Esa discusión sólo puede tenerse con los de este lado. Pero del otro lado está el verdadero contrincante: el que aplaudiría rabiosamente a quien se atreviera a prender fuego a un montón de computadoras, como si fuesen libros subversivos en la Alemania nazi. Este no se detiene a preguntar si se trata de una Mac, una Silicon Graphics o una Think Pad.
¿Cuál es, hoy por hoy, la imagen popular de la computadora y de quienes las usan? En primer lugar, está ganando terreno una idea que estaba presente desde el principio: el que se pasa todo el día con una computadora es un nerd. Antes eran hombres o niños; ahora pueden ser mujeres o niñas también. El cine como reflejo más fiel e inmediato de lo que opina la sociedad de sí misma –con o sin razón por supuesto -, lo dice casi todo: ahí tenemos a Sandra Bullock en La Red por ejemplo. Se trata de una mujer desadaptada que se mete en un montón de líos porque ni siquiera sale de su casa y nadie la conoce en carne y hueso. O está el gordinflón de Jurassic Park, Nedry (Nerdy con la “r” y la “d” invertidas), quien por una lana traiciona a su patrón y pone en peligro la vida de todos en la isla. Cuando es devorado por un atractivo dinosaurio, nos dan ganas de aplaudir, como aquel neonazi de la era cibernética.
¿Qué decir de los protagonistas de Tron y The Lawnmower man? Todos, por una razón u otras, son descastados, desadaptados , gente que no tiene un lugar cómodo dentro de la polis. ¿Se acuerda usted de Robert Redford en Sneakers? Otro tanto: el genio que no puedo con las reglas de la sociedad. En Hackers, la historia de un grupo de nerds preparatorianos que termina rescatando al mundo de un megadesastre ecológico, se aprovecha el estereotipo al máximo: pone a los nerds buenos en contra de los nerds malos. Entre los nerds buenos está una muchacha buenísima que nos conduce a la siguiente reflexión: ¿por qué una niña tan guapa tiene que perder el tiempo con las computadoras? ¿Por qué no lo pierde conmigo? (Entiéndase: con gente de bien, con polite society)
La imagen popular del usuario entusiasta ha llegado a cierto grado de complejidad, pues admite la posibilidad de que la computadora no sea el arma destructora del universo: también puede salvarla, pero el heroico nerd que lo logre debe enfrentar al nerd malvado, y nos quedamos con la idea vaga de que nada de esto hubiera ocurrido sino hubiera sido por la maldición de las computadoras.
Lo cual nos lleva a la clave, al meollo de todo esto: para el inconsciente colectivo de la humanidad las computadoras poseen el mismo papel que el fruto del conocimiento del bien y del mal en el Edén: si tan sólo Adán y Eva no se hubieran zampado esa manzana, ahora todos estaríamos muy felices.
Visto así Adán y Eva fueron los primeros tecnonerds que desafiaron la manera tradicional de hacer las cosas. Tontos. Tan a gusto que estaban antes de la caída, que ni siquiera sabían que estaban desnudos; ahora tienen que mandar a comprar sus trapos a Rodeo Drive.
La gente seguirá desconfiando de las computadoras y de quienes las usan mientras piense que es Satanás quien está detrás del gran teclado en alguna parte del cielo o del infierno. El hombre todavía no es capaz de comprender que la serpiente es él, que siempre lo ha sido, y que esto no tiene que ser necesariamente malo. Cuando asumamos nuestra responsabilidad colectiva, por todo cuanto hemos hecho como especie, el nerd dejará de ser un descastado y la tecnología se integrará armoniosamente a la vida humana. Porque en el fondo, como hijos de Adán y Eva, nerds somos todos."


Darth Tradd
San Juan del Río, Qro.
México.