Desde la Inopia se ha mudado, la nueva (a)versión puede verse en http://www.dtradd.org/blog a donde serás transferido en 17 segundos. Por supuesto, si todo falla, siempre puedes dar click a la liga antecitada. Todo el contenido de este blog está convenientemente colocado en la nueva ubicación. Disculpe las molestias que esto le ocasione. Consuma frutas y verduras. Hidrátese antes, durante y después. Desde la inopia: agosto 2006

lunes, agosto 14, 2006

El último

Sí, éste es el último post que hago en este blog. Supongo que se veía venir. Ultimamente el spam (spam corriente, sin estilo y sin fósforo perfecto) lo invadía y no me nacía andar borrado, ni ajustando, ni nada más. Para colmo de males, estas últimas dos semanas la escritura de mi reporte de primer año me ha tenido demasiado ocupado como para siquiera tener algo de ganas de escribir al final (o durante) el día.

Otras razones que no vienen al caso, me han llevado a tomar esta decisión. Desde la Inopia en http://darthtradd.blogspot.com se cierra de manera, al parecer, definitiva. Fue divertido trabajar en Blogger. En este tiempo 176 entradas fueron publicadas (2 por wakko, las demás mías) y 530 comentarios fueron vertidos. No deja de sentirse una cierta nostalgia por dejar atrás esta dirección, a pesar de que era un auténtico trabalenguas (http://darthtradd.blogspot.com, deletréelo tres veces rápido y gane un premio!) ya me había acostumbrado a ella.

Así que hasta aquí llegó el blog del Negro en Blogger.

El fin de semana pasado, en un servidor lejano surgió, con nueva piel, la evolución-convolución-devolución de este amasijo de ideas sin mucho sentido: http://www.dtradd.org/blog/.

El tiempo dirá si el cambio fue para bien. Lo cierto es que es un juguete nuevo y, hasta el momento, me ha gustado mucho.

Mi blog ha muerto, viva mi blog..


Darth Tradd
Grosvenor Street
Manchester, UK

martes, agosto 08, 2006

Frases para playeras VI

Sí, han vuelto, por petición popular (no saben la cantidad de gente que llega aquí buscando frases).

-Soy un escéptico.
- No, sólo eres un incrédulo y eso es distinto.

Leído en "El Péndulo de Foucault" de Umberto Eco.


Darth Tradd
Grosvenor Street
Manchester, UK

viernes, agosto 04, 2006

Nachiketas

A veces la memoria asociativa me juega muy malas pasadas. Hace unos días vi en la página de Yahoo una pregunta: ¿Cuál fue el primer libro que leíste?. Me puse a pensar en ello y, la verdad, no pude recordarlo. Así que cambié la pregunta y me pregunté: ¿Cuál fue el primer texto que leíste que te hizo querer seguir leyendo? Y un sólo nombre vino a mi mente: Nachiketas.

Tras este nombre que parece extraído de un albur, está mi recuerdo más antiguo de la literatura. Fue la primera vez que me encontré concepto de una historia fantástica pero, de alguna forma, real. Los clásicos infantiles que había encontrado antes: Epaminondas, El Negrito Sambo (esos dos existen, lo juro. Me los contaba mi tía), Caperucita Roja, Vulgarcito Pulgarcito y demás pertenecían a una realidad alterna, inexistente e inalcanzable para mí. La historia de Nachiketas podría ser real y, sin embargo, tenía ese aire fantástico que la separaba casi imperceptiblemente de la vida diaria.

Era 1982 o quizás 1983. Era un sábado, curiosamente eso sí lo recuerdo bien. Mi hermana me leía un cuento y, como no me gustaban los clásicos de Grimm, había escogido tomar el libro "Lecturas Clásicas para Niños", aquel que había sido compilado por José Vasconcelos y reeditado una y otra vez por la SEP. A mí el libro me encantaba, por la variedad de los autores, tanto en temas y estilos como en nacionalidad. El tomo I tenía historias árabes, japonesas, griegas, hindúes e israelitas. En el segundo aparecía un fragmento de una obra de Shakespeare (La Tempestad), cuentos de Tolstoi y El Príncipe Feliz de Wilde.

Pero divago, el punto es que Beatriz, mi hermana, me leía el tomo I de esas Lecturas. Y escogió "La Lección de la Muerte", extraído del Kata Upanishad, para ver si me dormía. En esa historia se narraba el viaje del Príncipe Nachiketas quien, molesto por los sacrificios que hacía su padre y que a su vista no agradaban a los dioses, pregunta a quién será entregado él mismo. Su padre decide entregarlo a la muerte. Nachiketas es un joven valiente y parte a la casa de la muerte. No la encuentra cuando llega y la espera durante tres días.

Al llegar la muerte, ésta se siente apenada porque un huésped distinguido la ha estado esperando. Y por ello le concede tres deseos. Nachiketas pide regresar con bien a su padre y la muerte se lo concede. Nachiketas pide entonces que le diga cuál es el camino adecuado para llegar a ser santo. Y la muerte le enseña ese camino. Finalmente, Nachiketas le pide que le explique su misterio: ¿Qué hay más allá de la muerte?

La muerte le pide que escoja otro deseo, pues es una pregunta difícil de contestar. Le ofrece oro, joyas, mujeres, poder sobre los demás hombres. Pero Nachiketas los rechaza, diciendo que esos dones se quedarán en el mundo material y que no valdrán nada cuando él finalmente tenga que llegar a la morada de la muerte, esta vez para siempre. La muerte queda complacida por su gentil reclamo y le expone el misterio.

(Copia infiel del original que encontré en Internet)


Una cosa es lo justo y otra cosa es lo agradable. Los dos caminos existen para el hombre, y el insensato escoge el camino de lo agradable. Per tú, oh Nachiketas, has escogido sabiamante el camino de lo justo. Aquellos que escogen lo agradable, ciegos conducidos por ciegos, yerran el fin de la vida. El brillo de sus riquezas los ciega, el ruido de sus fiestas les impide escuchar la voz de su alma, que es parte del alma de Dios. El sabio que logra escuchar la voz que reside en su corazón, gracias a la calma de sus sentidos y de su espíritu, aparta su ala de sus órganos, se eleva por encima de la alegría y del dolor, cosa transistorias, y alcanza la divinidad. En cambio, el incensato nace y muere como el trigo, y vuelve a nacer en la tierra, por que no es digno de entrar en el reino de Dios, y cae una y mil veces en mis manos.

El alma es dueña del carro. El cuerpo es el carro. La razón es el cochero y el espíritu es rienda. Los sentidos son lo caballos, los objetos de los sentidos son las rutas que recorre el carro. Alma, sentidos e inteligencia, constituyen al hombre dotado de sensación. El insensato deja desbocar los caballos; pero el sabio los guía con mano segura y los conduce por el camino del cielo y de la inmortalidad, al fin de las transmigraciones, el el seno de Dios. No necesita de su cuerpo el que quiera ser semejante a Dios, por que Dios no tiene forma, ni color, ni olor, ni tacto, ni sonido, ni gusto; es inagotable, eterno, sin fin ni principio. Más grande que lo más grande, inmutable. Aquel que lo conoce escapa a la boca de la muerte. Sólo nuestra alma, que viaja a lo lejos sin moverse, que recorre el espacio sin bogar, es capaz de al canzar la divinidad inmortal.

Así Nachiketas, habiendo aprendido de la muerte el secreto de la sabiduría y las reglas de la perfección, puro de toda mancha, libre de toda pasión, se libró de la Muerte, poseedor de la Inmortalidad. Lo mismo parsará con todos aquellos que conozcan su alma y la consagren a Dios.


(El giro al final es parte de la edición de Vasconcelos. En el original el secreto está dentro de uno mismo y el final es: "¡Que el hombre alcance el verdadero Ser que está en el interior de su cuerpo y medite en él con firmeza! ¡Conozca, pues, a ese Ser como lo Radiante y lo Inmortal!" [...] Así será con cualquier otro que conozca todo lo que se refiere al Ser.")

Cuando mi hermana terminó de leerme la historia, yo estaba lejos de caer dormido. Le pedí el libro y leí nuevamente. Lo que más me impactó fue la actitud de la muerte, apenada por llegar tarde. Fue cuando me di cuenta de la belleza de la literatura y, a partir de ahí, nació mi gusto por la lectura.

Se preguntarán que otros efectos residuales le deja a un niño de 4 ó 5 años la lectura de "La lección de la muerte". El asunto varía. Hay quienes enloquecen parcialmente, se recuperan y siguen con su vida. Otros enloquecen totalmente y acaban haciendo ajustes de curvas de rayos X, mientras se acuerda de Nachiketas. Algunos hasta tienen un blog y muestran que, en efecto, su memoria asociativa los traiciona y acaban escribiendo un post sin pies ni cabeza, pero eso sí, lleno de recuerdos.

Darth Tradd
Grosvenor Street
Manchester, UK