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lunes, julio 18, 2005

Guerra de los mundos

Este fin de semana vi La Guerra de los Mundos y simple y llanamente no me gustó. Me parece que la historia está mal contada y que la película no va hacia ningún lado. Además, la actuación tampoco es destacable. No me importa lo que digan los conocedores críticos de cine, Dakota Fanning se sobreactúa en casi todas las escenas. Hubo un momento en que estuve a punto de arrebatarle el hacha al tipo de la película para hacer callar a esa niña.

La verdad es que la película no me emocionó ni me invitaba a saber que más iba a seguir. Creo que ahora sí me estoy haciendo viejo, ya las películas no me emocionan como antes. O tal vez sea que la película sí es mala. Nunca me ha gustado andarle buscando errores a las películas, como los famosos plot holes y los detalles físicamente imposibles. Pero me pareció ver demasiados y muy evidentes en esta película. La verdad creo que sería algo ocioso reseñarlos, pero baste decir que evidentemente los guionistas de Hollywood están a años luz de un buen escritor como H.G. Wells.

Darth Tradd
Juriquilla, Qro.
México

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

En su afán de no respetar lo que Wells escribió se aventaron un churro de alto presupuesto. No sé por qué demonios se les ocurrió meter a una niña a la trama cuando en el libro original Wells simplemente cuenta la histeria de un atarantado... Eso me pasa por leer el libro antes que ver la película, caramba...

5:51 p.m.  
Blogger Darth Tradd said...

Ahora que releo mi post, me doy cuenta de que faltó como la mitad de lo que había escrito. No sé qué hice, pero me faltó poner que al menos los trípodes se respetaron, así como las raíces rojas que se extienden por doquier.

2:57 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Pero eso de que los marcianos cosechan sangre humana para regar sus huertos (es un decir) y que llegan a la Tierra en rayos sin truenos en máquinas enterradas desde hace años, no se los cree ni Jaime Maussán... o tal ves sí, que con aquel todo es posible...

Por cierto, ¿fueron mis nervios o los aliens se parecen mucho a los de Día de la Independencia?

¿Por qué los marcianos enviaron primero los aparatos y luego a los choferes? ¿A quién le habrán pagado los impuestos de importación?

¿Si los aliens de ID4 hubieran aterrizado en México la película sería DI16?

¿Me perdí de algo?

8:05 p.m.  
Blogger Darth Tradd said...

En realidad, a eso es a lo que me refería cuando decía sobre la diferencia entre un buen novelista y un mal argumentista de cine. No tiene sentido que si los trípodes estaban enterrados mucho tiempo antes de que apareciera el hombre, las máquinas estén echas para alimentarse de él.
Y si llevan años estudiando al planeta, al grado de colocar máquinas subterráneas con una planeación de miles de años, ¿cómo es posible que no pudieran darse cuenta que el hombre comparte este mundo con otras especies dominantes, como los microbios?
Estos detalles no aparecen en la novel de H.G. Wells, pues él no se anduvo con mausanadas de pilotos en rayos sin truenos. O sea, el trabajó en una época pre-GATT y pre-TLC.

Por cierto, los aliens sí se parecían a los del día de la independencia. Me late eso de DI16. ¿Qué tal DG16, por aquello del día del grito? ¿Daríamos el grito al ver las naves sobre nuestras cabezas?

5:53 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

En DI16, una narración que se publicó hace muchos años en Zoofilia (que era la piblicación independiente de la Facultad cuando tu servidor aún estudiaba) los extraterrestres llegaban a la ciudad de México e inmediatamente les era desvalijada la astronave. Cuando llegaban a Guadalajara, en cambio, los tapatíos deshicieron el escudo protector con salsa de torta ahogada, y acto seguido los extraterrestres fueron invitados a conocer la ciudad. Ahí fueron literalmente muertos a base de tanta fiesta: los llevábamos a conocer el Zoológico, el Planetario, la Catedral, Palacio de Gobierno el Museo de Paleontología, la U de G, el Estadio Jalisco, el Teatro Degollado, el Mercado Libertad (o sea, San Juan de Dios), los llevábamos a comer con la Gorda y a cenar con la Chata, les organizábamos cuatro o cindo días de mariachis... y los extraterrestres se largaron en cuanto pudieron, apretándose el estómago y diciendo cosas feas sobre los tacos de lengua y el guacamole mientras nosotros nos íbamos a seguir la parranda.

Y es que la salsa de torta ahogada es capaz de deshacer una loza de concreto armado; se necesita ser tapatío para apreciar (es un decir) el arte de que te salgan columnas de humo por las orejas y cascadas de agua por los ojos... y aún así decir que le hace falta más picante.

10:15 p.m.  

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