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viernes, octubre 07, 2005

Mexico is in the eye of the beholder

Al andar por estas tierras he tenido oportunidad de conocer gente de muchos lugares: Ingleses, europeos, africanos, sudamericanos, de todo un poco. También me he dado cuenta que, en general, los hispanoparlantes nos buscamos mutuamente. He hecho buenos amigos colombianos, peruanos, panameños y, por supuesto, españoles.
Una de mis mejores amigas es precisamente española. Está aquí en un intercambio Erasmus (que permite a los estudiantes europeos pasarse un año en otro país para fortalecer su licenciatura), estudiando filología inglesa o, como lo llaman aquí, Languages, Linguistics and Culture.
La muchacha en particular es una persona extremadamente inteligente (además de guapa, pero eso es cuento para otro día), que ha aprovechado sus clases y que me dio una clase del Ulises de Joyce que me impresionó un poco (y mis amigos saben que no me impresiono fácilmente). Sin embargo, mi amiga es un buen ejemplo de la gran diferencia entre inteligencia y conocimiento, que también puede ser vista del otro lado: idiotez e ignorancia. Ella no es en absoluto una idiota, pero vaya que ignora muchas cosas.

Al platicar con ella, salió a la luz la literatura latinoamericana. Para mi sorpresa, ella no conoce prácticamente nada de la literatura en español hecha en América. Entonces, amplié un poco para la literatura hispanoamericana, pero León Felipe no le sonó ni de lejos. Lo achaqué a que se había especializado en literatura inglesa, pero aún así me parece inexcusable no conocer a León Felipe.

Pero lo malo llegó algunos días después. En el afán de estar presumiendo lo bien hecho en México, le estaba yo pasando por el messenger extractos de las Redondillas de la Décima musa. Ella contestó que le gustaron, pero que le parecía que utilizaba un lenguaje demasiado sencillo. Yo iba a decir algo más, pero entonces ella insistió:

- Es natural, pues no se puede comparar la cultura mexicana con la inglesa...
Yo contesté, todavía tratanto de entender lo que me había dicho:
- Pues, es naturalmente diferente.
- Claro- siguió ella- realmente es más reciente la literatura mexicana, no tiene siglos como la española o la inglesa.
- Sí - dije yo - pero estás dejando de lado la enorme tradición indígena en latinoamerica.
- Bueno, pero los indígenas apenas tenían cultura, o me equivoco?
Sintiendo que le hervía la sangre y a punto de sacar su bandera y el machete, el negro se contuvo y pensó: "no te sulfures, simplemente no conoce..." luego pensó otra vez: "bueno y yo que culpa tengo que no conozca...". Más adelante, el pensamiento llegó a: "Y todavía nos acusa de que los indígenas apenas tenían cultura". Y cuando ya el pensamiento estaba en el filo del machete, me calmé y le dije:

- Pues sí, con la pena te equivocas. Pero el asunto es que hablas por desconocimiento (nótese la sutil maniobra del negro, esquivando la palabra ignorancia). No niego que como país, México sea joven (y que nuestra identidad nacional sea todavía más joven), pero de ahí a afirmar lo que dijiste hay una gran diferencia.

Y ahí quedó, cambiamos de tema antes de que perdiera el control y empezara a contar el Himno, haciendo énfasis en el "Mas si osare un extraño enemigo, profanar con su planta tu suelo" (nótese por favor, que no cometí la pifia de Edith Márquez, gracias a que los buenos soldados de La Llave me enseñaron a cantarlo correctamente a base de lagartijas).

Pero más allá del evento en sí, me puse a pensar en cómo nos ve la gente de este lado del charco y la facilidad que tenemos para sacar conclusiones sin conocer todos los hechos. Mi amiga se aventó de cabeza, porque sin conocer nada de Nervo, Sabines, Díaz Mirón, López Velarde, Sor Juana y tantísimos otros que no cabrían, se aventuró a sacar una conclusión.

Platicando con gente de otros lugares, he visto que la mayoría de la gente cree que México es como lo pintan las películas de Quentin Tarantino. Algunos otros de inmediato relacionan a México con el Zorro (y siempre he odiado ese personaje). Otros más cuando escuchan México, piensan en Salma Hayek.

Por supuesto, la gente de latinoamérica nos ve un poco mejor. En particular me decía un colombiano que él veía a México como un ejemplo en latinoamérica de oposición al expansionismo gringo. Me dio un poco de pena y escondí mis tarjetas de Sam's y Costco, pero ése es tema para algún otro día.

Como sea, debo admitir que si me molestó mucho la afirmación de mi amiga. Gran parte de este post es para desahogarme un poco, algo que, por cierto, conseguí.


Darth Tradd
Opal Gardens
Manchester, UK

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Toda la razón, mi estimado amigo. Y te lo digo yo, que he viajado por toda América y un buen trecho del resto del mundo. Cosa interesante, parece ser que la historia de las Américas en Europa se detuvo en cuanto los españoles dejaron San Juan de Ulúa, y el personaje mexicano más famoso es El Chavo del Ocho...

Por cierto, tu receptor de TV se va con rumbo al Reino Unido en poco tiempo...

1:28 a.m.  
Blogger Darth Tradd said...

Muy cierto, Maybrick. Cuando dejó de existir la Nueva España, se acabó el cuento. Pero bueno, al menos ya hice una noche de tacos acá y ya convertí a la comida mexicana a un par de incautos. Lo que me hace falta es una licuadora para intentar hacer una salsa de esas mortíferas, que parecen sangre de alien.

Gracias por el receptor, ya aquí le estoy haciendo espacio. Por cierto, me faltó preguntarte la talla de la sudadera.

4:20 p.m.  

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