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lunes, marzo 06, 2006

Tirando rostro en el cementerio I

Por fin he vuelto a publicar, tras una larga semana sin poder hacerlo. No me voy a poner a narrar cómo estuvo el trabajo, basta decir que fue suficiente para mantenerme alejado del blog y para terminar la semana satisfecho de lo alcanzado. Tanto así que el fin de semana, en vez de dormir para recuperarme, me escapé a Edimburgo en un viaje de la universidad.

Decir que Edimburgo es una ciudad hermosa es quedarse corto. Está llena de historia y leyendas en cada esquina. Es un deleite caminar por sus calles y colinas. Las vistas desde el castillo y desde el Arthur's Seat son increíbles. Pero me estoy desviando de lo que quiero comentar. Resulta que en la oficina de información turística compramos boletos para visitar los pasajes subtérraneos que tiene Edimburgo, el famoso "Edinburg's underground". Tomamos un tour llamado "Ghosthunter trail", que nos llevaría a las catacumbas de esta ciudad. El tiempo me ha enseñado a temerle a los vivos antes que a los muertos y, en efecto, el tour fue altamente disfrutable, sobre todo viendo sufrir al resto del grupo. Además, nuestra guía (enfundada en una capa negra) creó una atmósfera única con su voz y presencia.

Al salir del primer subterráneo el frío comenzó a hacerse sentir. Me puse mis guantes y mi gorro que tapaba convenientemente mis orejas. Mientras seguíamos a la guía por los callejones, una muchacha se me acercó y me empezó a hablar.

-¡Hola, hola! Te escuché hablar con tus amigos y me parece que hablan en italiano, ¿verdad?
- Ahh, no, era en español. Somos mexicanos - contesté mientras la miraba detenidamente.
- ¡Ahh, sí, mexicanos! ¡Oh la la! ¿O cuál es la expresión en español? - me dijo mientras se reía y me veía a través de sus gruesos anteojos.
- Ehh, bueno, no sé, creo que sí me preguntas por una expresión netamente mexicana tendría que decir: ¡Ay, güey!
- ¿Highway?
- No, ¡Ay, güey! lo decimos para todo, si algo te espanta, te impresiona, te gusta, te molesta, te alarma, te preocupa, te emociona, te tranquiliza o de alguna forma te motiva a expresar algo.
- Ahh...

La chamaca en cuestión era de una estatura media (unos 1.65 metros), de tez clara, ojos café claro y cabellera castaña suelta y algo enmarañada. Como dije antes, sobre su nariz un tanto fina cabalgaban lentes de grueso calibre. Dado que se fijó en mí, supuse que su problema era que no veía muy bien de cerca. Si un razgo me gustó de su cara fue su boca, de labios finos y con unos dientes pequeños que asomaban cuando ella sonreía. Me recordó un poco la insuperable descripción de Díaz Mirón de una chica guapa y algo rústica en su poema Idilio:

Blondo y grifo e inculto el cabello,
y los labios turgentes y rojos,
y de tórtola el garbo del cuello,
y el azul del zafiro en los ojos.
Dientes albos, parejos, enanos
que apagado coral prende y liga,
que recuerdan, en curvas de granos,
el maíz cuando tierno en la espiga.
La nariz es impura y atesta
una carne sensual e impetuosa,
y en la faz, a rigores expuesta,
la nieve da en ámbar, la púrpura en rosa
y el júbilo es gracia sin velo
y en cada carrillo produce un hoyuelo.

Bueno, quítenle los ojos azules y los labios carnosos, pero la descripción de la boca (y de la cara en general) es exactamente lo que quiero decir. Continuamos caminando sobre las lucidas calles de la capital de Escocia.

- Oye y dime, ¿qué haces aquí en Edimburgo? - me preguntó.
- Estoy de visita, en realidad estudio en la Universidad de Manchester y vine por el fin de semana.
- ¡Ahh, que bien! Y dime, ¿eres soltero, casado, viudo, divorciado?
- ... - (Imagínense mi cara de extrañeza) - soltero...
- Ohh, que bien - contestó - mientras se reía nerviosamente jalando aire por nariz y boca.

Voltée a verla con más detenimiento. Ella traía una chamarra demasiado ligera para el frío que estaba haciendo (unos -2 grados), color gris claro. Completaban su atuendo un pantalón negro y zapatos del mismo color. La chamarra era demasiado amplia como para revelar algún detalle de su cuerpo y...

- Veinticuatro
- ¿Qué? -
- Que tengo veinticuatro años, ¿y tú?
- 28, te ves mucho más joven que 24. (Eso casi nunca falla)
- ¿En serio? ¡Gracias!

Mientras nos acercábamos a uno de los varios cementerios de Edimburgo, la oía hablar y hablar y hablar. Con una cadencia bárbara, hilaba las ideas una detrás de otra y me preguntaba, casi me interrogaba sobre mi vida y milagros. Entre la sarta de palabras que ella hilvanaba, yo no acertaba más que a asentir la mayoría de las veces y a reír en otras, cuando no alcanzaba a entender lo que decía.

Y, después de unos mensajes de nuestro patrocinador, continuaremos con la narración mañana.

Darth Tradd
Grosvenor Street
Manchester, UK

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Jajajajajajaja, estuvó muy bueno el relato, PPP, o sea,

7:01 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

y como siempre te quedas a medias.... jajaja eso me contaron, esperaré tu relato así como mis cosas

7:57 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Me huele a vendedora de seguros... O a lo mejor simplemente es una reportera del diario "El Planeta" en espera de que llegue Supermán...
Ya veremos...

8:00 p.m.  
Blogger Darth Tradd said...

Martucha, eso de ppp tenía años que no me lo decían. Me la debes.

Lalete, no desesperes que tu cálculos están en la pila de asuntos importantes con una prioridad asignada.

Jack, espero que el final no te decepcione. Lo que puedo adelantar es que no era una vendedora de seguros. O eso creo.

10:46 p.m.  

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